
La novela es buena, sin duda: pero demasiado prolija. Y es estilo no está tan cuidado como otras veces. Por ejemplo, la pinta del chino. ¡Tiene don Mario tantas ocupaciones!
África y América las entiende bien; Irlanda en absoluto. Sin embargo, para don Mario parecen ser lo mismo. No entiendo entonces su adversión al neorrealismo. Nunc creeré que Irlanda fuera una colonia como el Congo o el Perú. Y no lo es por algo definitivo. Porque no lo creían los mejores irlandeses de su tiempo.
¡Qué sarcástico luchar por el gaélico, aunque ahora los niños vaya a aprender inglés a Irlanda porque es más barato!
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