lunes, 10 de agosto de 2009

Fragmenta Collecta IV : Enciclopedia Espasa : historia de una aventura editorial

Al ir rescatando de la incuria estas reseñas, que yo creo que están más bien que mal, y que, en cualquier caso, daban noticia y esbozaban una pequeña crítica de obras, sin duda, significativas para la cultura española y, sobre todo, desde el punto de vista del Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, al pobre censurado (es decir, a mí) le queda siempre la perplejidad que se deriva de los criterios del censor. ¿Por qué se censuró esto y se publicaron otras? ¿A quién podía molestar?


Si algun lector de esta modesta entrada es capaz de darme una pista, le quedaré muy, pero que muy reconocido.


Enciclopedia Espasa : historia de una aventura editorial / Philippe Castellano ; traducción Caty Orero Sáez de Tejada ; [prólogo, José Carlos Mainer]. - Madrid : Espasa Calpe, 2000. - 582 p. - ISBN 84-239-9325-6


Me atrevería a afirmar que la Enciclopedia Espasa, el "Espasa" como es habitualmente citado, es la obra de mayor influencia intelectual en España en el siglo XX. Naturalmente esta idea no va a ser aceptada por nadie, pues se argumentará que la recepción de las nuevas ideas, de los nuevos conceptos que fueron fecundando la vida intelectual española a partir de la Restauración es debida a las lecturas de las obras originales, de las traducciones, de las revistas especializadas, de los viajes y becas en el extranjero y así sucesivamente. No importa. Una de las características esenciales de la influencia del Espasa en la cultura contemporánea española es su anonimato. Es decir, que mientras que para muchos autores resulta un timbre de erudición citar las obras que han leído, e incluso las que no han leído, las referencias al Espasa suelen omitirse cuidadosamente. Del Espasa se toman directamente los datos, a veces sin molestarse siquiera en variar la redacción, y se continua adelante. Cuántas veces, si tenemos la curiosidad de seguir la pista, o la obligación de deshacer algún enredijo bibliográfico, vemos como la transmisión repetida procede de un error del Espasa que se ha perpetuado durante veinte, treinta, cuarenta años. Por citar un solo ejemplo, Odriozola se quejaba y ponía de manifiesto cómo una confusión entre las obras de Francisco Camba y Julio Camba hacía aparecer en las referencias bibliográficas de este último, incluso entre quiénes decían conocer la obra del humorista gallego, alguna novela de su hermano. La fuente, el Espasa.

Por ello no es raro que la traducción al español del trabajo de Philippe Castellano haya pasado un tanto desapercibida; desde luego no se le han dedicado excesivas reseñas, ni se ha ahondado en la enorme influencia que Castellano desvela, parcial aunque suficientemente, en su obra. En primer lugar, hay que recordar que Enciclopedia Espasa : historia de una aventura editorial es la traducción de una tesis doctoral leída hace ya XX años y dirigida, como en cierto sentido era previsible, por Jean-François Botrel que, como es sabido, es el mejor estudioso del movimiento editorial español del siglo XIX y primer tercio del siglo XX.

El trabajo de Castellano llama la atención en primer lugar por su extraordinaria precisión metodológica y por el cartesianismo de su indagación. Verdaderamente, cuando se compara con alguno de los, por otra parte muy escasos, estudios dedicados a las editoriales o a los editores españoles y se contrasta con la metodología empleada por Castellano, hija seguramente de la dirección de la tesis doctoral por parte de Botrel, puede percibirse cómo todos los aspectos que caracterizan una empresa como la que se estudia en esas páginas están sistemáticamente analizadas.

La primera parte está dedicada a los aspectos financiero-económicos que transformaron la empresa familiar de José Espasa en la gran empresa Espasa-Calpe. Afortunadamente contamos ya con el magnífico trabajo de Mercedes Cabrera dedicado a José María Urgoiti, que nos aclara casi todos los aspectos de Papelera Española y de lo que fue Calpe. El capítulo II resulta interesante por el estudio comparativo que se realiza con el resto de las enciclopedias europeas y en particular alemanas, que sirvieron de ejemplo o que en algún caso fueron plagiadas directamente, con independencia de los acuerdos establecidos con algunas editoriales.

Verdaderamente rico e interesante es el capítulo III, en cuál se habla de la materialidad de la publicación, no de la impresión, que se analizará más adelante. Esos 15.000 ejemplares que se publican entre 1908 a 1920 y que pasan a 20.000 en 1923 suponen un retrato perfecto de como era la élite intelectual española, es decir los intelectuales propiamente dichos que manejaban, pero no solían citar el Espasa y lo que se ha venido en llamar el intelectuariado, es decir, esa población letrada y lectora que sin duda alguna necesitaba el Espasa para adquirir los conocimientos necesarios, para estar al día de lo que sucedía en el mundo con cierto grado de profundidad y para desentrañar las dificultades que pudieran surgir en la lectura de los libros que adquirían.

La segunda parte del libro está dedicada a la creación intelectual de la Enciclopedia y resulta de una importancia decisiva. Las listas de colaboradores de 1923 o de 1930, las instituciones de Barcelona o de Madrid que se integraron o vincularon al proyecto en cierta medida, revelan hasta qué punto la Enciclopedia Espasa fue una empresa intelectual de una magnitud suprema . Creo, y esto no lo dice el autor, que sólo el anonimato y cierto grado de retribución, no a los redactores habituales desde luego, sino a los colaboradores hicieron posible un proyecto de cooperación nacional, de acercamiento al conocimiento y a su transmisión que no ha tenido, ni tiene parangón en la historia de España. Es absolutamente asombroso ver la relación de colaboradores personales e institucionales que contribuyeron a redactar el Espasa y asombra que alguien fuera capaz de mantener una coordinación semejante. Si esto se compara con las dificultades que había tenido Don José Lázaro-Galdiano en otra empresa de la misma magnitud como La España Moderna, no puede uno dejar de asombrarse de la capacidad de organización de aquel José Espasa. Entre paréntesis diré, como en otras ocasiones, que sigue siendo una pena que la tesis de Raquel Asún sobre La España Moderna no se haya publicado nunca, pues son muy insuficientes los dos o tres artículos o colaboraciones como el de Archivum o el de la obra de colaboración dirigida por García Delgado en la que la profesora Asún sintetizaba sus investigaciones.

El capítulo III, dedicado al análisis del contenido de la Enciclopedia, es por su propia esencia discutible y, sin embargo, en mi opinión, resulta el más trascendental de todos, pues naturalmente el análisis del alcance y límite de las definiciones y de la orientación de las mismas es lo que califica el proceso de transmisión intelectual de las ideas. Me atrevería a discrepar ligeramente del Doctor Castellano, pues no creo yo que fueran explícitas, que no lo eran, ni siquiera expresas las normas de redacción que, en mi opinión, respondían perfectamente al ideario y al imaginario colectivo de lo que no hace tantos años se llamaba superestructura de la clase social que la redactaba y de la clase social, la misma, que suscribía o adquiría el Espasa.

La tercera parte resulta particularmente agradable, no es fácil encontrarse con ella en un libro dedicado al análisis intelectual, pues trata nada menos que de las condiciones materiales de la distribución de los conceptos, aspecto que obviamente resulta imprescindible conocer si se quiere tener una idea, siquiera aproximada, de cómo se produjo esa transmisión y no andar con fantasías moriscas, como suele ser habitual. No deja de ser curioso que autores que pueden quejarse repetidamente de las dificultades existentes para la transmisión de ideas en la actualidad, los imperios mediáticos, las presiones de las editoriales, el ninguneo crítico, supongan que históricamente esas condiciones no existían antes de su tiempo y que los libros se imprimían, encuadernaban, distribuían, vendían o se suscribían, sin que en ello mediara ningún tipo de esfuerzo intelectual. Si actualmente en España resulta francamente difícil que una obra supere los 3000 ejemplares de venta con una población que se ha más que doblado, resulta pues admirable, nuevamente, el esfuerzo material que permitió sostenidamente durante 30 años no ya la redacción y publicación del Espasa, sino su distribución y venta, incluyendo el proceso de optimización de la impresión, el análisis del papel y las ilustraciones, que tan atinadamente lleva a cabo el Doctor Castellanos.

Por el contrario, si se repasa mentalmente el análisis del proceso de edición de los grandes autores del 98 al que nos hemos visto sometidos estos últimos años, no dejará de sorprender cómo, excepto con rarísimas excepciones, los editores o historiadores de esa literatura suelen omitir cualquier referencia al proceso de fabricación del producto o de la revista en la que los noventayochistas publicaron, dando por supuesto que en horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro y trazando influencias y elaborando teorías de la recepción sin un solo dato sobre tiradas, procesos editoriales, coste de los libros, y así sucesivamente.

Con esas premisas, esa tercera parte está distribuida de forma modelo en tres capítulos dedicados respectivamente a la impresión y encuadernación; la distribución; y, de forma verdaderamente sorprendente y absolutamente acertada, a la publicidad. Creo que con la excepción de alguna referencia a la publicidad de ciertas novelas de Blasco Ibáñez no recuerdo haber leído nunca nada y desde luego nada con el rigor de este capítulo en el análisis de un proceso intelectual español.

Lógicamente, a la vista del análisis de las sucesivas conclusiones que el doctor Castellano va llevando a cabo al finalizar cada capítulo y cada parte de la obra hay que andar desprovisto de mucho rigor científico para negar la tesis que se mantiene en este libro.

Dos son, pues, las enseñanzas que se desprenden de la realización de esta obra. El extraordinario método con que explícitamente se ha analizado el proceso de la creación del Espasa y la propia naturaleza del Espasa mismo. Como corolario, podría pues comentarse lo ya citado anteriormente, al inicio de esta reseña, la escasa fortuna, por así decirlo, de esta publicación (editada según creo en abril de 2000) que no ha conocido ninguna reimpresión ni reedición en todo un año, lo que resulta verdaderamente significativo y se han publicado durante este año algunas obras que no considero oportuno citar en las que sin duda alguna la consulta de este libro hubiera supuesto que determinadas afirmaciones tuvieran bastante más fundamento del que tienen en realidad. Realmente llega uno a preguntarse si la obra que estoy reseñando habría sido traducida y publicada en España, si la propia editorial Espasa no lo hubiera considerado interesante y lo hubiera distribuido fundamentalmente entre los suscriptores de la Enciclopedia, pues es lo cierto que, como si estuviéramos en pleno capítulo dedicado a la venta y distribución de la Enciclopedia Espasa, esta tesis de Philippe Castellano ha seguido caminos bastante alejados de los habituales en las librerías y, en definitiva, afirmar que no es fácil hacerse con un ejemplar de este libro si uno se muestra interesado por él.

Xavier Agenjo

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